En la Casa de Maica - vista con los ojos y percibida con el alma del poeta Silvestro Neri
- michele Grimaldi
- Jul 29
- 2 min read

Una verja separa de la calle el misterio de esta morada...
La hierba silvestre cubre su jardín, algunas enredaderas en las ramas de la higuera, otras trepan al fondo de esos ladrillos, un horno, una hornacina que infunde secreto; un cobertizo, a un lado las sillas, y, al mover la mirada, el gran ventanal donde en el interior se intuyen la mesa, una corteza de cerezo brillante, cuadros, fotografías adheridas a la pared, libros colocados sin aparente orden.
Me detengo ante la puerta de entrada, separa el mundo de un mundo desconocido.
—¿Michele?
—¡Bienvenido!
—¿Puedo entrar?
La oscuridad se endulza con nubes de luz, y la lámpara de araña, que como la luna engaña, suspendida en el centro coquetea con la escalera, agita sombras sobre los muebles del vestíbulo, mueve la quietud de espacios sin fin. Cerámicas de Capodimonte, muñecas sin vida aún con vida, a la derecha la cocina, una liana persigue el techo, la chimenea esconde jarrones, protege al lado el más preciado.
—En casa de Maica, casi un enigma...
—Acrónimo del nombre de mi madre.
Cabello ya castaño claro, voz firme, melancolía en los ojos.
—Podemos subir al piso de arriba, te guío a tus habitaciones.
Crujen los escalones bajo los pies, parece oírse un lamento de voces desde lugares en apariencia vacíos, quizá la claridad del día en la ventana o el murmullo de tejas de otro tiempo. La gran cama domina al frente, cojines de colores y en el cabecero la curiosa reproducción de un babuino que con mirada benévola bendice desde su icono. Los sillones austrohúngaros exploran el silencio como dos ancianas hermanas, la cómoda duerme, dueña de casa cuando está cansada.
—Y este es el baño, creo que hay todo lo necesario.
Lo amplio se refleja en los espejos, el espacio-tiempo se curva y en sus confines revela una quinta dimensión. Estoy solo entre muchas multitudes, y la palabra emitida, sin cuerpo, es espíritu que expresa su esencia.
—¿No es esta morada la alegoría del mundo? Artífice y guardián, querido Michele.
Cada rincón de estos muros acoge los fragmentos del olvido: lugares, viajes, emociones, afectos, dolores, restos, significados, un gran dirigible inflado con los elementos de la vida, suspendido entre la tierra y el cielo, inmóvil entre los vientos, a prueba de pasiones, de los posibles mundos un solo mundo. Conversan el pasado y el presente, sin saber conoces tu rumbo, la dirección correcta, sí, la marcada por miedos, voluntad, sed y amor...
—El café está listo, ¿puedo servirte? Si no es suficiente preparo más.
Desaparece, con la velocidad de un espectro en carne y hueso, reaparece trayendo consigo un aura de asombro, se sienta al lado y...
—Y ahora conversemos entre hombres, como se hace en Arabia, y abramos nuestros corazones...
20 de Mayo de 2025 – Silvestro Neri
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